¿Alguna vez se ha preguntado cuánto tiempo al día pasa en reposo? ¿Cuánto tiempo transcurre mientras se encuentra sentado, acostado, conduciendo su automóvil, motocicleta, en una banqueta de transporte público o tendido en un sofá mientras lee? No debe sorprenderle que esto corresponda a la mayor parte del día, pues el desarrollo de las sociedades que se conocen ahora ha venido acompañado de individuos cada vez más sedentarios. Este estilo de vida tiene importantes consecuencias en el bienestar de los ciudadanos y su calidad de vida. Muchas enfermedades se originan por el poco o la falta de movimiento corporal. Por otro lado, es común que los beneficios físicos del ejercicio sean bastante conocidos. Sin embargo, ¿Sabía que la actividad física también tiene beneficios psicológicos y cognitivos?
Salud mental: ¿Qué es eso?
Primero, es necesario empezar mencionando qué se conoce como salud mental. suele escucharse este término en contextos relacionados con el bienestar, la calidad de vida y la salud. No es de extrañarse, pues, que la salud mental sea entendida como la capacidad (que puede estar más o menos desarrollada) que tiene el ser humano para adaptarse al mundo, ofreciendo buenos niveles de felicidad y de efectividad en lo que haga. Un buen nivel de salud mental posibilita tener un carácter abierto frente a las situaciones, una inteligencia alerta, un comportamiento socialmente considerado y una buena disposición.
¿Qué tan malo es no hacer nada?
Resulta que, como producto de una revisión bibliográfica, distintos autores han considerado la relación entre la actividad física y la salud psicológica, encontrando como resultados que el ejercicio produce beneficios en la autoestima, el bienestar psicológico y la autoeficacia. En contraste, han encontrado que el sedentarismo contribuye a problemas de conductas, ansiedad, depresión y demencia. Esto es, la actividad física y el sedentarismo son factores con una gran influencia en la salud tanto física como mental, uno de manera positiva y otro de manera negativa, respectivamente.
¿Acaso el ejercicio no es solo para verse bien?
No es un secreto que el ejercicio tiene muchos beneficios físicos que evidentes, como por ejemplo: ayuda a mejorar la resistencia, de esta manera evita sentirse agotado al finalizar jornadas agitadas, aumenta el tono y la fuerza muscular, ayuda a mantener el peso corporal, mejora la flexibilidad y movilidad de las articulaciones, entre muchos otros. Sin embargo, algo que casi no se conoce son los beneficios que puede traer la realización de actividad física al cerebro y, en consecuencia, a nuestra salud psicológica.
La pieza maestra
Debemos empezar hablando un poco del cerebro, esa sorprendente central. ¿De qué está compuesto? Este fascinante órgano está compuesto de cerca de 86 mil millones de neuronas. Para hacerse una idea de esta cantidad: se necesitaría 86 mil millones naranjas para cubrir la superficie de la ciudad de Barranquilla, unas cinco veces.
Las neuronas son células especializadas en recibir, procesar y transmitir información en forma de impulsos eléctricos. La información que llega a las neuronas proviene de estímulos externos o del cuerpo: sonidos, sabores, temperaturas y demás señales que es posible captar con estas antenas receptoras, los sentidos.
Se puede entender el funcionamiento del sistema nervioso como un conjunto de receptores que se encargan de recoger la información que captan las antenas y de conducirla hasta la gran central, el cerebro humano. En él se procesa esta información y se retransmite para coordinar un sinnúmero de funciones en el cuerpo que posibilitan su habitual funcionamiento. Por ejemplo, el control de la sensación de hambre o sed, el movimiento, el equilibrio, la coordinación, las emociones, el aprendizaje, la atención, etcétera.
¿Cómo se relacionan la salud mental y la actividad física?
Los especialistas en salud mental han realizado variedades de estudios en donde se ha identificado que realizar actividad física tiene efectos positivos en el bienestar psicológico. Como resultado, se ha conseguido evidencia robusta y suficiente para confirmar que la actividad física está positivamente relacionada con la salud mental, con una reducción de estrés, depresión y ansiedad en las personas, y con beneficios emocionales y cognitivos en personas de todas las edades y género.
En este sentido, los científicos han planteado varias teorías para explicar la relación que existe entre la salud mental y la actividad física. Entre las cuales se plantea que esta influencia está ligada a un patrón psicológico proveniente del proceso evolutivo, pues la actividad corporal y el continuo movimiento son características de la supervivencia del hombre prehistórico e incluso para muchos de la actualidad. Otra de las teorías propone que el movimiento físico mejora el flujo sanguíneo, impactando positivamente diversas zonas del cerebro que se relacionan con el manejo del estrés, el estado de ánimo, la motivación y la memoria.
Neurogénesis
Al nacer, el cerebro ya viene preparado para empezar a enfrentarse al mundo. Desde la formación en el vientre, se crea un gran número de neuronas. Pero, al igual que las plantas en un campo de cultivo, estas pueden verse afectadas por malos hábitos o, por el contrario, pueden verse beneficiadas por la realización de ciertas actividades.
Al realizar actividad física, se estimula la neurogénesis y la sinaptogénesis, en donde el primer proceso corresponde a la generación de nuevas neuronas y el segundo, al establecimiento de conexiones entre ellas. ¿Cuál es el beneficio? Mediante este proceso se aumenta la reserva cerebral, lo que significa mayor número de neuronas y de conexiones neuronales. Esto hace más eficaces los procesos de trasmisión y procesamiento de información. Es decir, hacer actividad física es el equivalente a abonar el campo de cultivo que antes se mencionaba. De esto resulta una mejora de las plantas y sus capacidades, que vienen a ser las neuronas.
Hacer ejercicio como una opción para prevenir trastornos psicológicos
La salud mental ha tomado gran importancia en la vida del ser humano. De hecho, de acuerdo a las estimaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la depresión sería la segunda enfermedad con mayor peso a nivel mundial en el presente año. De la misma manera que el ejercicio contribuye a mejorar la reserva cerebral, la ausencia de este promueve el desarrollo de sensaciones estresantes, estados de ansiedad, trastornos depresivos, desórdenes de conducta, demencia, entre otras condiciones.
La actividad corporal presenta sus beneficios con un aumento en la producción de hormonas como la dopamina. Esta aumenta los niveles de motivación, la capacidad de tomar iniciativa, aumenta la creatividad, la cognición y el optimismo. Además, aumenta la noradrenalina, que ayuda a mejorar los niveles de atención y de alerta. En adición, aumenta la acetilcolina, que mejora los procesos de motricidad, memoria y aprendizaje. Por mencionar una última, también aumenta los niveles de serotonina, lo que ayuda a mejorar los estados de ánimo. Estas respuestas al estímulo resultan evidentemente útiles, ya que sirven para desplazar los estados de ánimo que conducirán a desarrollar trastornos psicológicos como los mencionados.
Pero… ¿Cuánto tiempo es necesario ejercitarse para mejorar el bienestar?
Para resolver esta pregunta, se han realizado experimentos con muestras poblacionales de la misma edad y género. En donde se encontró que individuos que se ejercitan entre 30 y 60 minutos tienden a tener menos días con salud mental deficiente (un 43% menos). ¡Pero cuidado! Si usted piensa que puede conseguir beneficios en las habilidades cognitivas y la salud mental ejercitándose por largas jornadas sin estar acostumbrado, puede estar haciendo todo lo contrario. Estos mismos estudios recalcan que aquellos individuos con forma de vida sedentaria que se ejercitaron por más de 90 minutos al día de manera intensa tendían a afectar su salud mental y disminuir su rendimiento cognitivo.
A manera de conclusión, es posible decir que realizar actividad física es muy importante para la salud mental. Esto se verá reflejado en una mejor capacidad para adaptarnos al mundo, mayor efectividad y disposición en las actividades, flexibilidad en el carácter para enfrentar situaciones y una inteligencia alerta. Es importante recordar siempre que no es bueno exceder los tiempos de ejercitación recomendados si no se lleva un estilo de vida activo, puesto que se estaría generando resultados distintos a los buscados y se afectaría el bienestar psicológico. Una adecuada y frecuente rutina de actividad corporal está ligada a una reducción de las emociones estresantes y los estados de ansiedad. Como si fuera poco, también se contribuye a reducir los rasgos relacionados con el desarrollo de ansiedad, depresión y demencia. Por estas razones, no carece de sentido que en las consultas médicas siempre se recomienda sacar unos minutos a la semana para mejorar nuestra calidad de vida por medio del ejercicio.
Publicado: 15/04/2020
Autores:Andrés Felipe Rueda León, Julio Moisés Ruz Carmero, Diego Alexis Vásquez Quintero, Julián José Zapata Manjarrés y Nicolás Andrés Yaya Tomases.
Profesor asesor: Oscar E. Hernández B.
Asignatura: Comunicación de las ciencias