¿En qué se parece la dinamita a un teléfono celular?

¿En qué se parece la dinamita a un teléfono celular?

Según un artículo de divulgación científica publicado en la revista National Geographic en 2022, en 1888 el químico inventor de la dinamita Alfred Nobel leyó en el periódico la noticia de su muerte, con un titular que decía: “El mercader de la muerte ha muerto”. La prensa se había equivocado y lo había confundido con uno de sus hermanos, quien sí había fallecido recientemente. Sin embargo, esa experiencia le hizo reflexionar sobre cómo iba a ser recordado por el mundo. Años antes, en 1866, Alfred Nobel desarrolló un método más seguro para manipular la nitroglicerina, un explosivo líquido muy inestable que había cobrado la vida de uno de sus hermanos y cuatro personas más en el pasado. Así fue como se inventó la dinamita, con el objetivo de realizar demoliciones mejor controladas y facilitar la construcción y excavación de túneles mineros. Las intenciones de Alfred Nobel nunca contemplaron que la dinamita fuera usada para dañar a otros, pero así fue, y debido a esto, en su testamento decidió destinar la mayor parte de su fortuna para premiar a aquellos científicos que desarrollaran avances en beneficio de la humanidad. Este hecho dio nacimiento a los Premios Nobel (BBC News, 2021). 

¿Qué relación existe entre dinamita y los teléfonos móviles? De manera similar a como la dinamita en sus inicios, los teléfonos inteligentes son una gran herramienta para facilitar muchas actividades que antes requerían un mayor esfuerzo. Hoy en día, los teléfonos celulares son útiles para enviar correos, leer noticias, entretenerse, comunicarse rápidamente con amigos y seres queridos, buscar y guardar información, pagar en línea, tomar fotos, usar la calculadora o la linterna, entre muchas otras funciones. Todas estas, integradas en un único dispositivo rectangular que además cabe en el bolsillo. El teléfono celular se ha vuelto una herramienta indispensable en la vida diaria debido a que facilita muchas tareas cotidianas, haciéndolas más sencillas, rápidas y accesibles. Tanto el teléfono como la dinamita son herramientas tecnológicas cuyo propósito era principalmente beneficioso y con las cuales no había ningún problema, hasta que aparecieron nuevas formas de utilizarlas.

En el caso de los celulares, el uso excesivo produce alteraciones del sueño ya que es una de las actividades más comunes que se realizan antes de dormir. Estas alteraciones se deben a que la luz de sus pantallas hace que disminuya la producción de una hormona muy importante en el sueño, llamada melatonina (Román, s. f.). Esta hormona es de gran relevancia para los ciclos de sueño y su producción aumenta en la noche, estimulada por la oscuridad, y disminuye de día cuando hay más luz (Mayo Clinic, 2021). Por lo tanto, la luz emitida por las pantallas de los teléfonos móviles engaña al cerebro haciéndole creer que aún es de día y que podemos permanecer más tiempo despiertos. El resultado es el insomnio o dificultad para dormir durante la noche, así como también, somnolencia diurna y falta de concentración (HC Marbella, 2020). 

Otro efecto negativo del uso excesivo del celular está relacionado con el estado de alerta constante al que se somete el cerebro al esperar siempre la siguiente notificación (HC Marbella, 2020). Este estado de hiperalerta es producido por una hormona llamada cortisol, también conocida como la hormona del estrés, ya que se produce en mayor cantidad cuando ante la detección de peligro físico, nos prepararnos para la huida. 

Sin embargo, el cortisol también se produce en situaciones de estrés emocional, como, por ejemplo, al estar esperando un correo muy importante o la notificación del próximo capítulo de tu serie favorita. Cuando la notificación que tanto esperabas llega, se produce otra hormona llamada dopamina, la cual está relacionada con los procesos de motivación, recompensa y satisfacción (Price, 2019). El recibir una notificación esperada se siente como una recompensa, ver un video muy gracioso resulta muy satisfactorio y placentero. Esto puede inducir la búsqueda de más videos similares con el fin de sentir la satisfacción producida por el aumento de los niveles de dopamina. Así se crea el hábito de recurrir al teléfono para recibir estímulos placenteros que aumenten los niveles de dopamina y que, cada vez, necesitará mayor cantidad, pudiendo convertirse en una adicción. 

La adicción al teléfono, también llamada nomofobia, es el resultado del uso excesivo del dispositivo y se puede notar, al igual que cualquier otra adicción, cuando experimentamos síndrome de abstinencia cuando la persona deja de usarlo. La abstinencia también hace que aumenten los niveles de estrés y la persona sienta ansiedad, irritabilidad, cambios de humor e incluso sensación de aislamiento (Muñoz Espinoza, 2020). 

La nomofobia es principalmente causada por aplicaciones que están diseñadas para mantener a sus usuarios constantemente estimulados, aumentando así los niveles de dopamina y haciendo difícil dejar de usarlas. Estas aplicaciones capturan toda tu atención durante el mayor tiempo posible. Ciertamente, el diseño de estas aplicaciones te mantiene inundado de nuevos estímulos para evitar que disminuyan tus niveles de dopamina y, como resultado, evitan que nos aburramos. Sin embargo, este constante flujo de información nueva cada pocos segundos afecta nuestra capacidad de atención y perjudica nuestra memoria de trabajo. Cabe resaltar que la memoria de trabajo es un tipo de memoria que nos permite, durante un breve espacio de tiempo, almacenar información y hacer uso de ella razonando, planificando y tomando decisiones (Gradior, 2021). 

La afectación negativa de los teléfonos móviles a la memoria de trabajo ocurre debido a que, al recibir tantos estímulos novedosos de manera constante, no retenemos la información el tiempo suficiente para almacenarla, haciendo que nos volvamos más distraídos y poco atentos. 

Por otra parte, la atención es el recurso más valioso que existe debido a que es el más escaso; solamente tenemos 24 horas al día, de las cuales debemos dedicar alrededor de 8 horas para dormir (Ibáñez, 2021). Por lo cual, muchas aplicaciones están diseñadas para explotar ese recurso, con el objetivo de capturar tu atención el mayor tiempo posible, presentándote estímulos novedosos constantemente a través de información muy poco relevante, en su mayoría, que no aporta nada. 

En general, es importante tener en cuenta que el uso excesivo de los teléfonos móviles afecta el ciclo de sueño, la producción de hormonas relacionadas con el estrés, el placer y la recompensa, cuyas alteraciones pueden producir incluso una adicción. Esto se ve reforzado por aplicaciones diseñadas para capturar tu atención el mayor tiempo posible con información irrelevante. Una forma de combatir esto último es darle a tu atención el valor que se merece, invirtiéndola únicamente en información útil y reconociéndola como un recurso escaso que es mejor aprovechar y no desperdiciar. Esto no significa rechazar la utilidad de los teléfonos celulares, los cuales, sin duda son un invento tan útil como lo fue la dinamita en su tiempo, pero que su mal uso trae consecuencias negativas. A la final, el problema no es la tecnología, sino el uso que le damos. 

Autores: Samir Coley, Margarita Peña, Maria Gabriela Correa.

Profesor Asesor: Oscar E. Hernández B.

Comunicación de las Ciencias