El estrés académico, según la OMS, se define como “una reacción de activación fisiológica, emocional, cognitiva y conductual ante estímulos y eventos académicos”. Es importante destacar que el estrés es una parte normal y necesaria de nuestra vida, ya sea para el trabajo, para adaptarnos a cambios en nuestro entorno o para el desempeño académico dentro del ámbito educativo.
Según lo plantean Maldonado et al. en el año 2000, “la alta competitividad que nos exige la sociedad actual y la necesidad de sacar notas altas para facilitar encontrar un empleo al finalizar la carrera hace que crezca un nivel excesivo de ansiedad en el estudiante en formación, provocando un deterioro en su rendimiento, especialmente en el contexto de los exámenes”.
El estrés académico se ha convertido en un tema de interés actual debido a su impacto en el estado general de bienestar psicológico y físico en los estudiantes, sobre todo en aquellos que cursan una carrera universitaria. Algunos estudios han demostrado que el nivel de estrés aumenta durante la época de exámenes, lo que puede llevar a efectos como ansiedad, consumo de tabaco, cafeína o fármacos, alteraciones en el sueño y la alimentación (Celis et al. 2001). Además, Berrio y Mazo, en su artículo publicado en 2012, señalan cómo la sobrecarga académica, la falta de tiempo para cumplir con las responsabilidades y la presión de los exámenes son detonantes de estrés en los estudiantes.
Dependiendo de los síntomas, el estrés se puede dividir en eustress y distress (Valdez, 1985). El eustress es una reacción natural e instintiva del ser humano ante situaciones amenazantes, priorizando la supervivencia desde los procesos evolutivos de nuestra especie. El distress, en cambio, se refiere a situaciones en las que se combinan factores como pocas horas de descanso, exceso de trabajo y demandas laborales o educativas, el desempleo y las enfermedades, con afectaciones cognitivas, emocionales y físicas. “El distrés también desencadena un desajuste en todos los sistemas del cuerpo y en definitiva existe una causa efecto de alteraciones orgánicas que, si prevalecen, generan síntomas y finalmente estos se convertirán en enfermedades” (C Ardila-Duarte, 2022).
En este sentido, se puede decir que el distress forma parte del estrés académico y puede surgir durante los exámenes u otras actividades, provocando reacciones extremas que afectan el rendimiento académico. Específicamente, los procesos inhibitorios y la memoria de trabajo, necesarios para el aprendizaje, se ven afectados por el estrés académico (C Ardila-Duarte, 2022).
Es importante tener en cuenta que cada persona manifiesta síntomas del estrés de distintas maneras, tanto a nivel psicológico como fisiológico, pudiendo comenzar por una dermatitis leve y terminar hasta en hospitalización (Mendoza, L. B., et al, 2010). Los estudiantes suelen estar constantemente sobrecargados con actividades como exámenes parciales e informes, lo que puede generar estrés y dificultar el logro de un rendimiento académico óptimo.
Un estudio realizado por Morrison y O´Connor en 2005 encontró que los altos niveles de estrés y depresión en los estudiantes puede afectar su desempeño académico. Por lo tanto, es de vital importancia que los estudiantes aprendan a manejar el estrés, no solo porque puede afectar su rendimiento académico, sino también para prevenir problemas de salud física que pueden debilitar órganos debido al aumento de la adrenalina y el cortisol, como lo menciona la revista BBC News Mundo (2018). Cabe resaltar que el estrés no solo afecta el rendimiento académico, también puede tener un impacto en el estado emocional, pudiendo dar lugar a trastornos depresivos y de ansiedad.
Dado lo anterior, es importante reconocer y comprender los efectos que el estrés puede tener en nosotros. En la actualidad, muchos jóvenes experimentan altos niveles de estrés debido a factores como problemas económicos, conflictos familiares, preocupaciones por las calificaciones y las tareas. Esto puede hacer que se sientan constantemente presionados y preocupados.
Es común a la naturaleza humana experimentar estrés en ciertos momentos de la vida. El problema surge cuando se convierte en un estado prolongado, y esto puede ocurrir cuando muchas personas no reconocen los síntomas y los efectos del estrés. Algunos síntomas pueden incluir somnolencia, cansancio, dolores de cabeza, malestar estomacal, dolor de espalda, palpitaciones fuertes, falta de apetito, debilidad en el sistema inmune, insomnio, entre muchos otros. También es posible experimentar síntomas emocionales como inquietud, tristeza, ansiedad, dificultad para concentrarse, problemas de memoria, irritabilidad, un temor constante por no cumplir con las obligaciones y falta de motivación para realizar actividades académicas (Gutiérrez, 2021).
Es importante tomar medidas cuando se experimentan algunos de estos síntomas para poder disminuir o controlar el estrés e impedir que este llegue a un extremo perjudicial para la vida de los estudiantes. Se recomienda la planificación en la realización de tareas, utilizar técnicas de estudio que se adapten a la forma de aprendizaje individual, una buena alimentación, actividad física, descansar lo suficiente, evitar las distracciones y tratar de mantener un buen humor (Valades, 2021).
En conclusión, los estudiantes que experimentan distress sufren afectaciones en su capacidad cognitiva, emocional, física y su desempeño académico debido al aumento de cortisol y catecolaminas en la sangre. Por lo tanto, es recomendable buscar la ayuda de profesionales en psicología para reducir o prevenir el estrés y sus efectos negativos.
Autores: Sofía Cristina Guzmán Martínez, Laura Carolina Celedón Sandoval, Sofía González Bejarano.
Profesor Asesor: Oscar E. Hernández B.
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