La verdad sobre la 5G y la salud

La verdad sobre la 5G y la salud

La tecnología de la quinta generación, conocida como 5G, ha abierto debate por todo el mundo a través de noticias en los últimos dos años. Desde entonces, han surgido dudas con respecto a sus riesgos. Sus detractores la acusan de una posible tragedia por cáncer y hasta deterioro acelerado en el cambio climático a partir de 2025.

Este mito desaparece al hablarse de una red móvil nueva y veloz, pues, así como actualmente se debate sobre esta tecnología, décadas atrás se debatía, en 1980, sobre la 1G con los teléfonos móviles para llamar. Estos dispositivos contaban con una transferencia de datos de hasta 10 Kb/s (kilobyte por segundo, unidad de medida para calcular la velocidad de transferencia de información en una red).

En los 90, apareció la 2G con los primeros teléfonos celulares con SMS, mensajes de texto, con una transferencia de hasta 97 Kb/s datos. Estas dos primeras generaciones utilizaron los mismos espectros de radiofrecuencia en la telefonía móvil; por lo que la llegada de la 3G en el 2001 le dio la vuelta a las vidas de muchas personas. Introdujo por primera vez seguridad individual de datos y la explotación del uso del internet móvil. Con esta tecnología fue posible el intercambio de audio, video e imágenes a una velocidad superior a la 2G, pero aún era vulnerable a saturarse. Con la 3G, se conocieron las redes sociales en los primeros teléfonos inteligentes Android y iOS.

La cuarta generación apareció en Estocolmo en 2009. Se trataba de una tecnología que prometía grandes cambios globales, ya que presentaba una tasa de transmisión de datos de 300 Kb/s. Esta satisfizo las necesidades de los usuarios de videoconferencias, streaming, web 2.0, entre otros. Años después, en 2014, la 4G llegó a Latinoamérica, siendo Movistar el primer operador en posicionar una radiobase en Argentina.

Actualmente, el debate está presente desde 2019. La discusión sobre la próxima llegada de la quinta generación tecnológica ha puesto en la mesa temas como la salud, economía, medio ambiente y conspiraciones políticas.

Un ejemplo de las opiniones más controversiales sobre estas conspiraciones la realizó el cantante Miguel Bosé en junio de 2020 a través de Twitter. En su trino adjuntó un fragmento de video del presidente de España, Pedro Sánchez, mientras daba un discurso sobre el desarrollo de una vacuna contra el COVID-19.

Entre sus comentarios más reproducidos se destacó uno que se refería a la red 5G. “A estas (vacunas) se les podrían añadir también diversos metales, aún más tóxicos de los que ya incluyen, adyuvantes ilegales o el llamado “polvo inteligente”, todos ellos atentando contra nuestra salud y sin nuestro consentimiento. Llevada a cabo esta fase, y una vez que activen la red 5G, clave en esta operación de dominio global, seremos borregos a su merced y necesidades”.

Histeria ante la 5G

Es inevitable hablar de la radiación cuando se menciona la 5G. De hecho, muchos comentarios en contra del desarrollo y la adaptación de esta nueva red a la vida cotidiana se deben a esta preocupación.

¿En qué piensa la gente cuando escucha la palabra radiación o radioactivo? Probablemente, en cáncer, problemas de salud o en Marie Curie (1867-1934)… y en cómo la radiación ‘la mató’.

A continuación, antes de ahondar en el tema de la 5G, se presenta brevemente una descripción de los tipos de radiación, sus beneficios y perjuicios hasta ahora conocidos.

La radiación, en simples palabras, es la transmisión de energía a través de ondas o partículas.

Existen varios tipos, pero es pertinente dejar clara la diferencia entre dos de sus clases.

La radiación electromagnética, por un lado, ​está formada por campos eléctricos y magnéticos variables. La energía propagada por una parte de estas ondas es recibida constantemente de diferentes electrodomésticos de uso común en todos los hogares. El cuerpo humano, al igual que cualquier cuerpo caliente, emite un tipo de radiación llamada radiación infrarroja.

La radiación nuclear​, por otro lado, corresponde a fragmentos de átomos rotos con un alto potencial nocivo contra todo tejido vivo que se interponga en su campo. Podría incluso comprenderse como una especie de envenenamiento invisible. Esta radiación ionizante puede causar la muerte celular e inducir cáncer a corto y largo plazo, como se ha observado en accidentes nucleares como el caso de Chernóbil (1986) y los efectos de la exposición de la dos veces nobel Marie Curie.

Imagen: Ignacio Acuña – Gráfica 1 – ​Espectro electromagnético

Como se observa en la gráfica 1, de las ondas radiales a las infrarrojas tienen una longitud más extensa o prolongada para penetrar hasta 3 cm de piel, por ejemplo. Y cuanto más se acerque a la luz ultravioleta, los rayos X o los rayos Gamma, la longitud de onda será más corta y, por tanto, su ¿distancia? ¿longitud de onda? disminuiría hasta un tamaño atómico. A medida que estas ondas se hagan más cortas o estrechas, su frecuencia (Hertz) aumentará junto a su energía.

En el caso de los rayos Gamma, estas frecuencias son emitidas por átomos radioactivos, por núcleos atómicos en estado excitado o durante explosiones nucleares. Este tipo de radiaciones pueden generar daños irreversibles en el ADN de las células, es decir, pueden provocar ​ionización​. Pero, a medida que se regresa en el espectro de luz (de derecha a izquierda en el gráfico 1) las longitudes de onda se incrementan y pierden energía, lo que significa que pierden poder de ionización.

La zona del campo electromagnético ubicada entre la luz infrarroja y la luz ultravioleta se conoce como ‘​luz visible​’. Es esto lo que permite al ser humano percibir colores y tonalidades cuya longitud de onda se encuentra entre los 400 y 700 nanómetros (un nanómetro equivale a una millonésima parte de un milímetro).

Cuando al inicio se menciona la ​radiofrecuencia​, se hace referencia a las ondas más estiradas con longitudes de ondas mayores a las de la luz visible. Este tipo de radiación de poca energía es la que se usa en los aparatos tecnológicos como la radio y el teléfono móvil.

Imagen: Ignacio Acuña – Gráfica 2 – ​Espectro radial

En los 80, la red 1G necesitó usar solamente 150 MHz. En el espectro (ver gráfico 2), esto se ubica en la UHF (Frecuencia ultra alta). La 2G usó 450 MHz, lo que aún seguía posicionando la radiación dentro del mismo nivel que el 1G. La 3G estuvo ubicada entre la UHF y la SHF (Frecuencia súper alta), por usar entre 450 MHz y 3 GHz. Y la 4G estuvo ubicada en una posición bastante similar a su predecesora.

¿Dónde se ubicará la 5G y qué significa para la vida actual este cambio?

Dentro del espectro, la 5G se ubica entre los 600 MHz y los 90 GHz. Sigue estando dentro de la SHF (Super Alta Frecuencia) como la 4G, pero como novedad para la tecnología en redes celular, la 5G pasaría notablemente a la posición de EHF (Frecuencia extremadamente alta). Es decir que sus longitudes de onda serán milimétricas, siendo del mismo tipo de radiofrecuencia emitida por los microondas. En otras palabras, la radiación sigue estando por debajo de las ondas emitidas por la luz visible y, de esta forma, se entiende que sigue siendo radiación no ionizante (que no forma iones al interactuar con la materia).

¿Qué dicen los expertos?

La ICNIRP (International Commission On Non-Ionizing Radiation Protection), entidad encargada de la investigación y estudios para la prevención de emergencias provocadas por la radiación, afirma que “en niveles bajos, estas interacciones pasan mayormente desapercibidas para el cuerpo y no comprometen la salud”. Esto desmiente los mitos cibernéticos y noticias falsas sobre los riesgos ante la exposición de la 5G. Tal y como se explicó anteriormente con la primera gráfica, no existe suficiente evidencia que demuestre que la radiación no ionizante genere repercusiones cancerígenas o de interferencia con la actividad cerebral al exponerse a las ondas de baja energía y frecuencia que emitirá esta tecnología.

Retomando lo mencionado inicialmente con respecto a la salud, uno de los miedos más expresados por las personas cuando se habla de la 5G es el cáncer. Sin embargo, según la American Cancer Society, la radioterapia utiliza ondas de alta energía y frecuencia (muy superiores a las usadas por la tecnología 5G), como los rayos x y rayos Gamma, con el fin de atacar y dañar directamente las células cancerosas. “La radiación actúa sobre el ADN que se encuentra dentro de las células produciendo pequeñas roturas. Estas roturas evitan que las células cancerosas crezcan y se dividan, y causan la muerte”.

Como se puede observar en la gráfica del espectro electromagnético, a partir de la luz ultravioleta en adelante (a la derecha), todas las ondas son ionizantes y, por lo tanto, dañinas.

A manera de cierre, considerando la implicación de la tecnología en la salud, se debe tener en cuenta que en procedimientos médicos como el uso de radiación ionizante es intencional y es direccionado específicamente para atacar las células malignas. Pero, regresando al 5G, las ondas no son irradiadas a ningún cuerpo en específico y por lo tanto son de baja intensidad. Además, la frecuencia de las microondas se encuentra muy por debajo del espectro ionizante. Por lo tanto, el uso o exposición con la 5G se puede afirmar que no será dañino para la salud por tratarse de ondas de poca energía y baja frecuencia.

 

Publicado: 25/10/2020
Autores: Ignacio Acuña, Anngelys Castro & Milenis Morales
Profesor asesor: Oscar E. Hernández B.
Asignatura: Comunicación de las ciencias